diciembre 02, 2011

Gripe A, el complot que no fue

Seguramente usted recuerda a la gripe A, gripe porcina, influenza porcina o gripe N1H1, nombres diversos dados a una gripe ocasionada por un virus de origen porcino que provocó el temor a una epidemia en 2009, en parte debido a los gritos histéricos del gobierno mexicano, que se inventó cifras de muertos e infectados durante varias semanas y provocó el pánico entre su población con una irresponsabilidad inexcusable, mientras que los medios hicieron su "serpiente de verano" poniendo en titulares durante semanas a cualquiera que estornudara y aumentando la preocupación del público en general en vez de informarlo, como lo relatamos aquí.

El riesgo de una epidemia que desbordara los servicios de salud y el hecho más que evidente de que la OMS es un organismo de prevención que tiene la obligación de trabajar planteándose el peor de los escenarios posibles llevó a que muchos países hicieran compras excesivas de vacunas contra la gripe A (que se elaboraron a toda prisa) y de antivirales. Si pasaba lo peor, estaban preparados.

Afortunadamente, lo peor no pasó. Esto no impidió que muchos desenfrenados tejieran y lanzaran para consumo público una serie de fantasías inquietantes e irracionales, muchas de ellas incluso contradictorias entre sí, como es fácil ver, y que fueran recogidas y repetidas acríticamente por los más diversos medios de comunicación. Destacaban:
  1. La gripe A había sido diseñada en un laboratorio y no era producto de un proceso natural.
  2. La gripe A había sido creada para matar a miles de millones de seres humanos.
  3. La gripe A había sido creada para vender vacunas y antivirales (la verdad es que los que afirman esto no tienen muy clara la diferencia entre ambos productos) para enriquecer a una farmacéutica sólo porque sí.
  4. La gripe A había sido creada para que nos obligaran a todos a vacunarnos con una vacuna que iba a matar a cientos de millones de personas (teoría propuesta por la siniestra monja Teresa Forcades i Vila, según la cual el fabricante de vacunas Baxter iba a cometer "bioterrorismo" y asesinatos a un nivel que ni Hitler imaginó) para controlar la población con algún objetivo no aclarado.
  5. La vacuna de la gripe A contendría virus vivos (aportación también de Teresa Forcades).
  6. La OMS tenía el poder de ordenarle a los países que vacunaran obligatoriamente a toda su población para matarlos (también parte de la historia de terror que se inventó Forcades, según la cual todo el mundo estaba de acuerdo con este genocidio menos ella y sus amigos, todos del mundo tremendista de las conspiraciones).
  7. La gripe A era "en realidad" una tapadera para distraernos de la crisis económica disparada en septiembre de 2008.
  8. "En realidad" la gripe era para obligarnos a vacunarnos para implantarnos chips que controlarían nuestra mente.
  9. Había fuerzas malévolas tratando de callar a los valientes que decían "la verdad" que era los ocho puntos anteriores, o algunos de ellos, o todos a la vez.
Había otras teorías aún más descabelladas (por alucinante que parezca) pero éstas no sólo tuvieron eco, sino que aún las siguen creyendo algunas personas que no se han percatado de que la evidencia va en contra de todas ellas.

No pienso repetir lo que ya dije en noviembre de 2009 cuando estaba en su apogeo el negocio promocional de la paranoia de la gripe A, que lanzó al estrellato a personajes como la monja Forcades, el argentino Julián Alterini, el peculiar Doctor Gérvas, ni repetiré la relación de estas ideas extravagantes con otras mucho más mortales como la del vendedor de vitaminas Matias Rath.

La OMS se equivocó en sus previsiones más oscuras... por suerte... Pero para entender el problema hay que imaginar el escenario inverso: la OMS, desatendiendo la función preventiva que tiene asignada según su reglamento y la ONU, dice que una determinada enfermedad "no tiene ninguna importancia" y no se plantea escenarios de riesgo... y resulta que la enfermedad se convierte en una horrible pandemia como la gripe española de 1918 matando a varios millones de personas. ¿Criticaríamos entonces a la OMS por falta de previsión y laxitud en sus funciones? Por supuesto, como a los constructores del Titanic por no dotar a su barco de suficientes botes salvavidas. Y con resultados bastante peores que los resultados del exceso de precaución ante un riesgo. Todo encargado de seguridad (alimentaria, médica, antiincendios o para partidos de fútbol) tiene la obligación de preverlo todo y prepararse para lo peor esperando, claro, que no ocurra. Se llama previsión. Salva vidas. Y hay que pensar de modo muy curioso para acusar a los diseñadores de barcos de "favorecer a los intereses de la industria de los botes salvavidas" por poner suficientes en sus cruceros.

Y hay que recordar que las previsiones de peor escenario de la OMS se basan en lo que sabemos de epidemiología, virología, medicina pública y otros asuntos sólidos y contrastables, no en fantasías de esquizofrenia paranoide o película B de adolescentes estadounidenses asesinados por un misterioso tipo con máscara.

¿Pero, qué tal todo aquello que los paranoicos con conexión a Internet o cámara de vídeo dijeron que estaba pasando, que iba a pasar, que había pasado, sin ofrecer ni un dato ni basarse en nada demostrable?

Resumiendo:
  1. No hubo nunca indicio alguno de que la gripe A fuera hecha en un laboratorio. Por el contrario, los expertos de verdad han estudiado el genoma del virus y de los virus conocidos históricamente y han podido reconstruir su historial, como lo publicaron en la revista Nature, desde que esta cepa aparece en 1957 y evoluciona con reorganizaciones de su genoma hasta la que provocó el brote de 2009. Wikipedia en español no da esta información, pero la resume la Wikipedia en inglés. Adicionalmente, ni en 2009 ni hoy tenemos la capacidad para "crear un virus en laboratorio" (tampoco la teníamos cuando apareció el SIDA, en 1981, pero el bulo continúa) y no hay expectativas de que en un futuro cercano se pueda hacer tal hazaña. Que por otra parte es innecesaria. Quien quiere causar destrozos lo tiene más fácil con el ántrax y otros sistemas bien conocidos.
  2. La población humana entre 2009 y 2011 aumentó en 200 millones de personas. O sea que el programa de "reducción de la población" sería un fracaso si existiera (no hay indicio alguno de que exista). Este aumento de personas, por otra parte, encanta a los que tienen el poder económico, porque los ven como mano de obra barata para bajar costes de producción y como parte de nuevos mercados a los qué venderles cosas, algo mucho más redituable que matarlos.
  3. La dueña de la patente del antiviral de referencia (el osetalmivir, que es sólo uno de los varios antivirales que actúan como inhibidores de la neuraminidasa de los virus de la gripe, impidiéndoles reproducirse), Gilead Sciences, no tuvo un buen año en 2009 en lugar de enriquecerse de modo delirante, y sus acciones no han vuelto a su máximo histórico de mediados de 2008. Otro tanto pasó con la empresa que comercializa el antiviral, Hoffman-La Roche, que tampoco ha recuperado su máximo de 2007 (véanse abajo los gráficos históricos del precio de sus acciones, haga clic en ellos para verlos en grande).
  4. No nos vacunamos todos, ni nos obligaron ni mucho menos, pero los que se vacunaron (en 2009, en 2010 y en 2011) no murieron por la vacuna. Bastante contundente, diría uno. Y a todo esto, no fue Baxter el monopolio de las vacunas, sino que ya en septiembre de 2009 la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. aprobó cuatro vacunas de otros cuatro distintos fabricantes. Y ninguna mató a los vacunados. 
  5. Ni la vacuna que sigue existiendo para la gripe A ni ninguna otra utilizada jamás contiene "virus vivos" sin más. Sería, además, muy sencillo demostrar esa afirmación con un cultivo de una vacuna que se puede comprar comercialmente. Se trata de virus atenuados cuya calidad de "vivos" es en todo caso discutible, pero no son funcionales del mismo modo que los que producen la infección. 
  6. La OMS no podía, no puede, y no hay indicios de que en el futuro vaya a poder, ordenarle nada a ningún país. Esta impotencia la comparte con toda la ONU, que por ello no puede sino contemplar todo género de atrocidades y ver con desazón las muchas veces al año en que países grandes y pequeños se toman a chacota los acuerdos tomados por su Asamblea General.
  7. La preocupación por la gripe A fue y vino y no parece haber distraído a nadie de la crisis que sigue aquí... salvo a los que creen en las más descabelladas conspiraciones, claro. Ni qué decir que no tendría ninguna lógica armar un desmadre de estas proporciones con un objetivo tan patentemente bobo, pero bueno...
  8. Viendo la reacción de una buena parte del mundo ante la crisis financiera, no parece que un poder misterioso y maligno esté controlando las mentes de todos nosotros, ni con chips ni con rayos psicotrónicos ni con cualquiera de los muy variados --y contradictorios-- procedimientos en los que creen los fantasiosos de las conspiraciones. Y visto lo visto en los movimientos Occupy, de indignados y otros, que no amainan, más de un gobernante y poderoso querría sin duda poder controlar a los que les causan tantos dolores de cabeza por pensar distinto.
  9. Ningún conspiranoico profesional ha tenido ninguna dificultad, ni antes ni ahora, para difundir todo género de afirmaciones aventuradas e imaginativas, y moverse por el mundo encantados de la vida y sin necesidad siquiera de un guardaespaldas. Esto no pasa con quienes difunden información real o de otra forma efectivamente causan problemas a poderosos y violentos. Digamos Julian Assange, los políticos amenazados por grupos terroristas o periodistas mártires de la libre información como Anna Politkovskaya.

Desde el caso de la gripe A, tanto las sociedades como los gobiernos serán más cuidadosos respecto de las alertas de la OMS, y seguramente la OMS será también más cuidadosa y explícita (por ejemplo, aclarando que "pandemia" significa "enfermedad infecciosa con brotes en varios países de regiones distintas" y no "¡vamos a morir todos!"). Eso es bueno mientras no nos lleve a desatender la prevención.

Ahora esperemos que usted, lectora, lector, y todos los que mandaron viralmente los videos de la monja Forcades, de Gérvas o de Julián Alterini, horrorizados ante lo que iba a pasar, sea también más cuidadoso y cauto cuando se encuentre con la promoción del miedo y la paranoia, fantasías poco sustentadas y afirmaciones carente de pruebas, datos, hechos, evidencias sólidas y contrastables, y métodos serios. Que sea usted precavido ante los vídeos y cadenas de emails que nos llegan de personas que no tienen forma de saber lo que dicen, que no explican cómo obtuvieron la información y ciertamente no pueden probarla, y a falta de datos ofrecen frases aterradoras, demagogia y buenrollismo simulado.

Ya que estamos en esto... ¿recuerda usted que el mundo se iba a acabar en mayo de este año... y luego en octubre, y luego el 11/11/11? Pues tampoco se acabó. Recuérdelo cuando los mismos que le contaron estas trolas le quieran imbuir el pánico por el 21 de diciembre de 2012.